En POR ESTO desde Yucatán jueves, 17 de mayo de 2007
Unica salida que le queda al país, porque está podrido el sistema político y en este momento no hay opciones ni alternativas, subraya el Presidente Legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, en fraternal visita al Director General de POR ESTO!, Periodista Mario Renato Menéndez Rodríguez
La República no tiene otra salida más que la renovación total del país de abajo hacia arriba, un movimiento que transforme y renueve la vida pública de la nación, porque está podrido el sistema político y en este momento no hay opciones ni alternativas, subrayó en POR ESTO! el Presidente Legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador.
Durante un fraternal encuentro con nuestro Director General, el Periodista Mario Renato Menéndez Rodríguez, López Obrador mostró su espíritu imbatible e indoblegable al señalar que no detendrá su lucha por la transformación del país. “Ojalá fuera lo más pronto posible para que no se siga deteriorando el país, pero esto llevará su tiempo para que la gente tome más conciencia”, señaló.
El Periodista Menéndez Rodríguez le indicó que en esta tarea deben fortalecerse las redes ciudadanas. “Esa es la única respuesta para un movimiento social”, sostuvo el Director General de POR ESTO!, quien subrayó a Andrés Manuel que él es la única esperanza que tienen millones de mexicanos.
El político tabasqueño arribó a la Dirección General de POR ESTO! acompañado de Héctor Herrera Alvarez, “Cholo”, candidato del PRD al gobierno del Estado, y de Jazmín López Manrique “Tina Tuyub”, candidata a diputada por el V Distrito. Los tres presidieron, minutos antes, el multitudinario mitin de cierre de campaña del Sol Azteca en el parque de Santa Ana.López Obrador afirmó que incluso quienes sufragaron por Felipe Calderón Hinojosa, a quien suele llamar “pelele”, se encuentran sorprendidos y decepcionados, porque en una rápida evaluación de los primeros meses del gobierno usurpador no hay nada positivo.
El Presidente Legítimo del país anticipó que el 2 de julio se conmemorará el primer aniversario de su triunfo y también del fraude electoral con el tema central de los testimonios en torno al robo de la elección. “Haremos un memorial del fraude y crearemos una Comisión de la Verdad con fines políticos, más que nada”, informó.
“La gente hablará de lo que se vivió, se han perfeccionado las pruebas, las estadísticas manipuladas, las actas notariadas, las fotografías y añadiremos las confesiones de ellos mismos. Vicente Fox, por ejemplo, que dijo me desquité; Manuel Espino que confesó que días antes se puso de acuerdo con varios gobernadores del PRI; Santiago Creel Miranda, quien admitió que la Ley Televisa se negoció en condiciones especiales; Carlos Ahumada quien dijo que puso su granito de arena; y ahora Roberto Madrazo Pintado diciendo que lo traicionaron. Hoy se añade el hecho de la destrucción de las boletas”.
El político tabasqueño dijo que algunos de los empresarios que le dieron dinero a Felipe Calderón Hinojosa expresan que lograron su cometido de impedirle el arribo a la Presidencia de México, pero reconocen que nunca tuvieron “un plan b” para gobernar. “Lo que pasa es que es el hampa de la política, es una oligarquía que pensó que le iba a ir mejor, pero no se puede vivir en el mundo de los carros blindados y guaruras”.
De tal forma, insistió en que la única forma de esto es que cambie la política económica porque los perjudicados por el neoliberalismo son muchos millones, pero los beneficiados son pocos y a ellos sí se les puede llamar por su nombre. Y uno de ellos es Roberto Hernández Ramírez, acusado por los diarios POR ESTO! de vínculos con el narcotráfico desde 1997.
López Obrador comentó cómo creció la fortuna de Hernández Ramírez en medio de una crisis económica que dejó al país en la ruina. “Keynes tiene una frase que dice que un buen banquero es el que en una crisis pierde todo como los demás, pero este Hernández es un bandido. Forma parte de esa oligarquía que en el porfiriato fueron como 300 y hoy son como 50”.
“Por eso la banda más peligrosa para el país es la que conforman Fox, Calderón, Salinas y Hernández Ramírez”, agregó. “Cualquier narcotraficante gana 25 mil millones de pesos con trabajo, pero estos tipos como Roberto Hernández Ramírez con un atraco se llevan miles de millones de pesos”.
Por eso insistió en que si evaluamos los primeros meses del gobierno usurpador no encontraremos nada positivo. Sólo se han dado aumentos de precios, la reforma a la Ley del ISSSTE, donde 2.5 millones de mexicanos se las verán negras; se regresaron las carreteras rescatadas por el Fobaproa a la iniciativa privada; se le entregó a Elba Esther Gordillo Morales la Secretaría de Educación Pública; en el tema de las pensiones hay mucha polémica y, además, nunca se había visto tanta violencia.
En el tema de la violencia y del narcotráfico, López Obrador dijo que el país ya se le descompuso al usurpador. Se cometió un grave error al enviar al Ejército a una lucha perdida, porque van a desgastar a la institución más importante del país. Nunca se creyó que se les iba a descomponer tanto el país, indicó.
También dijo que a la reforma a la Ley del ISSSTE no se le haya explicación. “Cualquier líder sindical no se atreve a agredir a su gremio, puede ser que no lo defienda, pero no lo agrede; pero con esta reforma es gravísimo lo que ocurre, porque la gente ya no se jubila con el ciento por ciento de su sueldo, sino sólo con la mitad. El Fobaproa fue un atraco, pero la gente no lo percibió así porque no fue directo; en cambio aquí son 2.5 millones de trabajadores los que están siendo perjudicados”, comentó.
El Periodista Menéndez Rodríguez intervino para recordar que sólo Gordillo Morales ha conseguido 12 años más de impunidad para seguir operando.
En el inicio del fraternal encuentro con el Director General de POR ESTO!, con quien lo unen estrechos lazos ideológicos fincados en la vida y obra de Benito Juárez García, López Obrador miró la portada de ayer del Diario de la Dignidad, Identidad y Soberanía y en especial la fotografía en la que aparecen Elba Esther Gordillo Morales y Felipe Calderón Hinojosa.
“Es el descaro, el cinismo. Pero además viven en otro mundo”, comentó. Y abundó: “Y además hoy se determinó la destrucción de las boletas del 2 de julio”.
Nuestro Director General trajo a colación la amenaza que pesa sobre Alejandro Patrón Laviada, alias “La Vaca”, hermano de Patricio, quien junto con su operador Délmer Mena Sosa, cacique de Panabá, fue sentenciado a muerte por alta traición a los cárteles de la droga.
López Obrador se despidió de POR ESTO! y de su Director General anticipando que el 2 de julio habrá sorpresas en el aniversario del fraude electoral y antes de que salieran de la Dirección General, “Tina Tuyub”, reventó tres bombas... yucatecas:
“Se terminó la campaña
Y hubieron muchos enojos
A Cholo se le cayó el pelo
Y se le saltaron más sus ojos”.
“Nadie se debe quedar
Este domingo acostado
El pueblo no va a dejar
Que haya una elección de Estado”.
“Con su discurso de hoy
Cholo se voló la barda
Por eso él va a ganar
Sí señor, ¡aunque les arda!”.
(Rafael Gómez Chi)
2007/05/17
Detrás de la Noticia Ricardo Rocha 17 de mayo de 2007
Territorio comanche
La historia y la leyenda se mezclan necesariamente cuando se trata de recordarlos. Lo que sí se sabe bien es que los comanches eran especialmente feroces en las batallas: peleaban siempre a muerte; no conocían el miedo; jamás se asustaban; siempre estaban al acecho, y por eso su territorio era impenetrable. Aparecían en todas partes y atacaban en cualquier momento. Aunque se sabían raza aparte y única, estaban divididos en 12 tribus que solían ser muy solidarias, aunque a veces peleaban fieramente entre ellas disputándose tierras y riquezas. Para darnos idea de su talante, baste recordar a algunos de sus jefes como Antílope Blanco o Lanza de Plumas. Aunque su insensatez también quedó plasmada en nombres tan locuaces como Cafetera Negra y Nariz Romana.
El caso es que, a diferencia de otros grupos indios a los que el gobierno del Gran Jefe Blanco desactivó a base de inteligencia, a los comanches decidió enfrentarlos en su propio territorio. Incluso creó una fuerza especial para combatirlos: eran los llamados "comancheros", que por obvias razones debían ser todavía más feroces que sus antagonistas. Lo malo es que después de un tiempo los famosos "comancheros" terminaron corrompiéndose a favor de sus enemigos oficiales y escribiendo una página negra de lo que los anales históricos registran como la "Guerra de los Comanches".
Un capítulo que viene necesariamente a la memoria en estos tiempos en que México entero es territorio comanche por obra y gracia de la iniciativa del gobierno federal conocida ya como la "guerra del narco". Y es que nunca como ahora la violencia derivada del crimen organizado ha alcanzado a tantos lugares del país. Las áreas de tráfico e influencia de los narcotraficantes cubren ahora todo el mapa. Y el catálogo de sangre se repite incesantemente cada día con variantes que no por sabidas dejan de horrorizarnos: cuerpos cocidos a balazos, decapitados a granel; cabezas rodantes; desaparecidos para siempre; levantados a toda hora y atentados criminales contra cada vez más personajes políticos y sociales.
A propósito, se ha dicho hasta el cansancio que así tenía que ser. Que en el combate al narcotráfico no había de otra. Y ese es precisamente el punto de inflexión para millones de mexicanos que no discutimos el propósito sino el método. Porque nadie que tenga un mínimo de cordura podría cuestionar esta lucha. Pero todos tenemos derecho a poner en duda la eficacia de una estrategia altamente cuestionable.
Y es que las preguntas abundan: ¿por qué la fuerza y no la inteligencia? ¿Por qué el Ejército y no las policías especializadas en el combate al narco? ¿Qué hacen ahora y qué harán los judiciales y expertos de la PGR, a los que se ha hecho a un lado? ¿Cuál es el papel de entidades específicas como el Cisen? ¿De verdad nadie sabe dónde están los capos de la droga y sus cómplices en el gobierno?
¿Por qué atacar los tentáculos y no las cabezas? ¿Vale la pena el desgaste brutal del Ejército mexicano para tan pobres resultados? ¿Por qué se ataca al crimen organizado y no a la inseguridad y violencia de la delincuencia común?
Queremos suponer que en la mesa de Felipe Calderón hubo varios proyectos sustanciales: una gran estrategia contra la pobreza; una auténtica revolución educativa; el proyecto de proyectos para acabar con el desempleo y algunas otras alternativas. Sin embargo, en ese afán de legitimación obsesiva se optó por la de la "guerra del narco". Tal vez porque se trata de acciones espectaculares y mediáticamente muy notorias que mandan además el mensaje del poder de mando sobre el Ejército. Que no es poca cosa.
Pero el riesgo ha sido gigantesco. Cada día crece la percepción de la militarización del país, que no es precisamente una imagen democrática. Pero, además, las quejas documentadas sobre abusos, atropellos y violaciones de la soldadesca en operativos y cateos ilegales configuran una ocupación territorial no sólo improductiva, sino injusta, abusiva y ofensiva. ¿Para eso sacaron a los soldados de sus cuarteles?
Por cierto, la creación de una fuerza de élite para intervenir en acciones que "perturben la paz social" amenaza con criminalizar la protesta social. Otra mala noticia para este país.
ddn_rocha@hotmail.com
La historia y la leyenda se mezclan necesariamente cuando se trata de recordarlos. Lo que sí se sabe bien es que los comanches eran especialmente feroces en las batallas: peleaban siempre a muerte; no conocían el miedo; jamás se asustaban; siempre estaban al acecho, y por eso su territorio era impenetrable. Aparecían en todas partes y atacaban en cualquier momento. Aunque se sabían raza aparte y única, estaban divididos en 12 tribus que solían ser muy solidarias, aunque a veces peleaban fieramente entre ellas disputándose tierras y riquezas. Para darnos idea de su talante, baste recordar a algunos de sus jefes como Antílope Blanco o Lanza de Plumas. Aunque su insensatez también quedó plasmada en nombres tan locuaces como Cafetera Negra y Nariz Romana.
El caso es que, a diferencia de otros grupos indios a los que el gobierno del Gran Jefe Blanco desactivó a base de inteligencia, a los comanches decidió enfrentarlos en su propio territorio. Incluso creó una fuerza especial para combatirlos: eran los llamados "comancheros", que por obvias razones debían ser todavía más feroces que sus antagonistas. Lo malo es que después de un tiempo los famosos "comancheros" terminaron corrompiéndose a favor de sus enemigos oficiales y escribiendo una página negra de lo que los anales históricos registran como la "Guerra de los Comanches".
Un capítulo que viene necesariamente a la memoria en estos tiempos en que México entero es territorio comanche por obra y gracia de la iniciativa del gobierno federal conocida ya como la "guerra del narco". Y es que nunca como ahora la violencia derivada del crimen organizado ha alcanzado a tantos lugares del país. Las áreas de tráfico e influencia de los narcotraficantes cubren ahora todo el mapa. Y el catálogo de sangre se repite incesantemente cada día con variantes que no por sabidas dejan de horrorizarnos: cuerpos cocidos a balazos, decapitados a granel; cabezas rodantes; desaparecidos para siempre; levantados a toda hora y atentados criminales contra cada vez más personajes políticos y sociales.
A propósito, se ha dicho hasta el cansancio que así tenía que ser. Que en el combate al narcotráfico no había de otra. Y ese es precisamente el punto de inflexión para millones de mexicanos que no discutimos el propósito sino el método. Porque nadie que tenga un mínimo de cordura podría cuestionar esta lucha. Pero todos tenemos derecho a poner en duda la eficacia de una estrategia altamente cuestionable.
Y es que las preguntas abundan: ¿por qué la fuerza y no la inteligencia? ¿Por qué el Ejército y no las policías especializadas en el combate al narco? ¿Qué hacen ahora y qué harán los judiciales y expertos de la PGR, a los que se ha hecho a un lado? ¿Cuál es el papel de entidades específicas como el Cisen? ¿De verdad nadie sabe dónde están los capos de la droga y sus cómplices en el gobierno?
¿Por qué atacar los tentáculos y no las cabezas? ¿Vale la pena el desgaste brutal del Ejército mexicano para tan pobres resultados? ¿Por qué se ataca al crimen organizado y no a la inseguridad y violencia de la delincuencia común?
Queremos suponer que en la mesa de Felipe Calderón hubo varios proyectos sustanciales: una gran estrategia contra la pobreza; una auténtica revolución educativa; el proyecto de proyectos para acabar con el desempleo y algunas otras alternativas. Sin embargo, en ese afán de legitimación obsesiva se optó por la de la "guerra del narco". Tal vez porque se trata de acciones espectaculares y mediáticamente muy notorias que mandan además el mensaje del poder de mando sobre el Ejército. Que no es poca cosa.
Pero el riesgo ha sido gigantesco. Cada día crece la percepción de la militarización del país, que no es precisamente una imagen democrática. Pero, además, las quejas documentadas sobre abusos, atropellos y violaciones de la soldadesca en operativos y cateos ilegales configuran una ocupación territorial no sólo improductiva, sino injusta, abusiva y ofensiva. ¿Para eso sacaron a los soldados de sus cuarteles?
Por cierto, la creación de una fuerza de élite para intervenir en acciones que "perturben la paz social" amenaza con criminalizar la protesta social. Otra mala noticia para este país.
ddn_rocha@hotmail.com
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