Publicado en POR ESTO! de Yucatán
Estoy seguro que lo conoces, pero no se que pensarás ahora.
miércoles, 06 de junio de 2007
La empresa “Servicios Integrados para la Alta Empresa, S.C. de R.L.”, de Aguascalientes, que digitaliza el acervo del Registro Público de la Propiedad de Yucatán, confirmó ayer que forma parte del consorcio Hildebrando, propiedad de Diego Zavala Gómez del Campo, hermano de la esposa de Felipe Calderón Hinojosa
AGUASCALIENTES, Ags., 5 de junio (Arturo Israel Valdez Tinoco/ Página 24-Especial para POR ESTO!).- La empresa “Servicios Integrados para la Alta Empresa, S.C. de R.L.”, que digitaliza el acervo del Registro Público de la Propiedad de Yucatán, confirmó ayer que forma parte del consorcio Hildebrando, propiedad de Diego Zavala Gómez del Campo, cuñado de Felipe Calderón Hinojosa.
Añadieron que, como sucede en Yucatán, ellos también fueron contratados como “socios” de la empresa. Es más: informaron que la sucursal de Hildebrando en Aguascalientes planea mudarse al mismo edificio de “Servicios Integrados para la Alta Empresa”.
Página 24 de Aguascalientes se dio a la tarea de buscar las oficinas de “Servicios Integrados para la Alta Empresa” y entrevistar a directivos de esta compañía para que dieran su versión sobre las graves denuncias publicadas en el diario POR ESTO! que se edita en Mérida, Yucatán.
Primeramente acudimos a la dirección que aparece en los recibos de pago que “Servicios Integrados para la Alta Empresa” extiende a las personas que trabajan en el Registro Público de la Propiedad en Mérida, Yucatán: Avenida Aguascalientes # 513, segundo piso, en el fraccionamiento Bosques del Prado Sur.
En este sitio no hay ningún letrero que indique que ahí se encuentre “Servicios Integrados para la Alta Empresa”.
Sin embargo, en el interior del edificio entrevistamos a la secretaria, quien confirmó que esas oficinas sí pertenecen a esa compañía.
Comentó incluso que no son las únicas oficinas de esa empresa en la ciudad de Aguascalientes, ya que cuentan con otras dos: una en Aguascalientes Sur # 413 segundo piso, a un lado de esta propiedad, y otra en avenida Colosio # 519.
Cabe mencionar que la numeración de las fincas en avenida Aguascalientes es un completo desastre, pues no hay ninguna lógica en los números asignados. Por ello, el número 513 está junto al 413.
A pregunta expresa de que si “Servicios Integrados para la Alta Empresa” tiene alguna relación con “Hildebrando”, la secretaria contestó que sí y que actualmente esta compañía, que opera en Sierra de las Palomas # 101, en el fraccionamiento Bosques del Prado, se mudaría al segundo piso de avenida Aguascalientes # 513.
Agregó que, tras la mudanza de “Hildebrando”, “Servicios Integrados de Alta Empresa” ocuparía el primer piso de la propiedad.
Luego nos remitió con Marcelino Palacios, quien luego de decirnos que él no era la persona indicada para contestar nuestras preguntas, nos indicó que fuéramos a la avenida Luis Donaldo Colosio # 519, en donde Gustavo Arriaga nos atendería.
Cabe resaltar que al salir de las oficinas, alrededor de las 11 de la mañana, las puertas fueron cerradas inmediatamente, a pesar de que el horario de trabajo es de nueve de la mañana a tres de la tarde y de cinco a siete de la tarde.
Finalmente, acudimos a la avenida Colosio # 519, donde se suponía que eran las oficinas generales de “Servicios Integrados para la Alta Empresa” y donde Gustavo Arriaga respondería a las graves denuncias presentadas en Yucatán.
Al llegar al lugar nos percatamos que la razón social de estas oficinas no es “Servicios Integrados”, sino “Grupo Consultoría Fiscal Empresarial”.
La recepcionista de dicha oficina confirmó que Gustavo Arriaga trabaja ahí, pero que en esos momentos se encontraba en la Ciudad de México. Se dijo sorprendida porque Marcelino Palacios, sabiendo que Arriaga no se encontraba en la ciudad, nos mandó con él.
Finalmente, dicha recepcionista perdió la paciencia y nos exigió que saliéramos de lugar.
COMENTO YO:
Que poca manera de burlarse del pueblo de México, ya que piensan que somos tontos, pero este tipo cuñado de fecal es contratado en todas partes donde habrá elecciones. Supongo que pronto aparecerá en Michoacán y en Baja California.
Y aún así algunos no creen en el MEGA-FRAUDE.
2007/06/06
Bribones y filibusteros al servicio del duopolio
La Jornada
México SA
Carlos Fernández-Vega
Sanciones que no llegarán
Solícitos, diputados (primero de diciembre de 2005) y senadores (30 de marzo de 2006) aprobaron "reformas" a la Ley Federal de Radio y Televisión, que no fueron más que un traje a la medida de los intereses políticos, financieros y empresariales del duopolio televisivo. Para que la prenda quedara perfecta los legisladores no alteraron una sola coma del texto confeccionado por el "equipo" de la fábrica de sueños (Azcárraga dixit). Lo propio hizo Vicente Fox a la hora de publicar la "reformada" legislación en el Diario Oficial de la Federación: ni una coma atrás.
Por aquellos ayeres, diputados y senadores consumaron el despojo a los mexicanos. Con sus "reformas" regalaron la mayor parte del espectro radioeléctrico al duopolio conformado por Televisa y Tv Azteca, y marginaron de las telecomunicaciones y de la conversión digital al resto de la sociedad. El vergonzoso episodio oficialmente comenzó en el Palacio de San Lázaro -en el que las bancadas perredista y petista desempeñaron un papel particularmente deleznable, habida cuenta de que votaron en sentido contrario al del discurso de sus respectivos partidos- y supuestamente culminó en la casona de Xicoténcatl, en una sesión no menos deprimente, en la que senadores de Acción Nacional y del Revolucionario Institucional impusieron, sin argumentos, la fuerza de su mayoría, en contra de los intereses nacionales.
Poco más de un año después, y sólo gracias a la acción de inconstitucionalidad promovida por 47 senadores (que de siempre se manifestaron en contra de la aberración cometida por la LIX Legislatura y -no podía faltar- por el en ese entonces inquilino de Los Pinos) parece que para la nación no todo está perdido, ni todo ganado por los barones de la televisión.
Por marzo de 2006, uno de los más decididos impulsores de la ley Televisa afirmaba que, tras las "reformas" aprobadas por el Congreso, la cesión de soberanía en materia de telecomunicaciones "sólo existe en la imaginación de quienes las cuestionan", mientras otro senador aseguraba que quienes confeccionaron el traje a la medida "no son bribones ni filibusteros".
Pues resulta que no sólo en la imaginación de los legisladores, sino en la interpretación y la acción de los ministros de la Suprema Corte de Justicia, quienes al demostrar la inconstitucionalidad de buena parte de la ley Televisa dejan en claro el tipo de bribones y filibusteros que actúan en contra de la nación, sirven a los intereses del duopolio televisivo y se prestan para confeccionar trajes a la medida en contra de los intereses nacionales.
Lamentablemente la Suprema Corte de Justicia de la Nación no puede sancionar el vergonzoso y fétido accionar de los legisladores, sus partidos y el ex inquilino de Los Pinos responsables de ese fraude a la nación que estuvo a punto de cuajar y que por nombre lleva ley Televisa.
Tampoco puede llamar a cuentas a los ex candidatos a puestos de elección popular (presidenciales en primera línea), quienes en su momento, mediante el silencio cómplice o la lisonja para obtener propaganda electoral gratuita, palomearon el atraco, en una actitud inmoral y en contra de los votantes. Menos, el uso de las concesiones del Estado para que los barones de la televisión discrecionalmente orquesten campañas de desprestigio y destrocen a todo aquel que ose manifestarse en contra de sus intereses. Cierto: no puede, pero la sociedad sí, y ella debe aprender a ejercer su derecho y poner un hasta aquí a la vergonzosa y fétida actitud de buena parte de la clase política.
Con la unánime decisión de ayer, los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no sólo cancelan, o cuando menos condicionan, uno de los negocios más jugosos para los desmedidos cuan privilegiados barones de la televisión, pero más onerosos para el país, sino que se avanza un paso para resquebrajar la estructura monopólica que domina y carcome el escenario mexicano. Pero sólo uno.
¿Qué sigue? Obligadamente, renovar la legislación en materia de radio y televisión, pero que promueva pluralidad, creatividad, apertura y libertad de expresión (ida y vuelta), y evite privilegios, concentraciones, monopolios, excesos, componendas, acuerdos en lo oscurito, bribones y filibusteros; que retire a la televisión de las decisiones electorales y cancele el grotesco intercambio de favores con el poder público, al tiempo que permita retomar la soberanía en éste, uno de los renglones más importantes del México moderno. Legisladores y partidos políticos no pueden ser tan cínicos como para repetir el numerito. Total, faltan dos años para las elecciones intermedias, y si la sociedad aprende a ejercer sus derechos, se las cobrará muy caro.
Las rebanadas del pastel
Por cierto, dos de los sastres de la ley Televisa encabezan sus respectivas bancadas en San Lázaro (Emilio Gamboa y Héctor Larios); uno más (Héctor Osuna) preside la Cofetel; algunos otros aparecen como "comentaristas independientes" en la fábrica de sueños y/o en el canal de los abonos chiquitos, etcétera, etcétera. Son felices y nunca pagan la factura. ¿Qué, no sería posible declararlos anticonstitucionales?
México SA
Carlos Fernández-Vega
Sanciones que no llegarán
La SCJN reconoce la inconstitucionalidad de la ley Televisa y de pretensiones monopólicas
Bribones y filibusteros al servicio del duopolio
Bribones y filibusteros al servicio del duopolio
Parece tomar curso el veredicto, y la Suprema Corte de Justicia de la Nación comienza a quitar las inconstitucionales "comas" que diputados (por unanimidad, perredistas incluidos) y senadores (por mayoría de dos a uno) se negaron a borrar de la llamada ley Televisa por ellos aprobada, en uno de los capítulos más vergonzosos y fétidos de la historia reciente del Congreso.
Solícitos, diputados (primero de diciembre de 2005) y senadores (30 de marzo de 2006) aprobaron "reformas" a la Ley Federal de Radio y Televisión, que no fueron más que un traje a la medida de los intereses políticos, financieros y empresariales del duopolio televisivo. Para que la prenda quedara perfecta los legisladores no alteraron una sola coma del texto confeccionado por el "equipo" de la fábrica de sueños (Azcárraga dixit). Lo propio hizo Vicente Fox a la hora de publicar la "reformada" legislación en el Diario Oficial de la Federación: ni una coma atrás.
Por aquellos ayeres, diputados y senadores consumaron el despojo a los mexicanos. Con sus "reformas" regalaron la mayor parte del espectro radioeléctrico al duopolio conformado por Televisa y Tv Azteca, y marginaron de las telecomunicaciones y de la conversión digital al resto de la sociedad. El vergonzoso episodio oficialmente comenzó en el Palacio de San Lázaro -en el que las bancadas perredista y petista desempeñaron un papel particularmente deleznable, habida cuenta de que votaron en sentido contrario al del discurso de sus respectivos partidos- y supuestamente culminó en la casona de Xicoténcatl, en una sesión no menos deprimente, en la que senadores de Acción Nacional y del Revolucionario Institucional impusieron, sin argumentos, la fuerza de su mayoría, en contra de los intereses nacionales.
Poco más de un año después, y sólo gracias a la acción de inconstitucionalidad promovida por 47 senadores (que de siempre se manifestaron en contra de la aberración cometida por la LIX Legislatura y -no podía faltar- por el en ese entonces inquilino de Los Pinos) parece que para la nación no todo está perdido, ni todo ganado por los barones de la televisión.
Por marzo de 2006, uno de los más decididos impulsores de la ley Televisa afirmaba que, tras las "reformas" aprobadas por el Congreso, la cesión de soberanía en materia de telecomunicaciones "sólo existe en la imaginación de quienes las cuestionan", mientras otro senador aseguraba que quienes confeccionaron el traje a la medida "no son bribones ni filibusteros".
Pues resulta que no sólo en la imaginación de los legisladores, sino en la interpretación y la acción de los ministros de la Suprema Corte de Justicia, quienes al demostrar la inconstitucionalidad de buena parte de la ley Televisa dejan en claro el tipo de bribones y filibusteros que actúan en contra de la nación, sirven a los intereses del duopolio televisivo y se prestan para confeccionar trajes a la medida en contra de los intereses nacionales.
Lamentablemente la Suprema Corte de Justicia de la Nación no puede sancionar el vergonzoso y fétido accionar de los legisladores, sus partidos y el ex inquilino de Los Pinos responsables de ese fraude a la nación que estuvo a punto de cuajar y que por nombre lleva ley Televisa.
Tampoco puede llamar a cuentas a los ex candidatos a puestos de elección popular (presidenciales en primera línea), quienes en su momento, mediante el silencio cómplice o la lisonja para obtener propaganda electoral gratuita, palomearon el atraco, en una actitud inmoral y en contra de los votantes. Menos, el uso de las concesiones del Estado para que los barones de la televisión discrecionalmente orquesten campañas de desprestigio y destrocen a todo aquel que ose manifestarse en contra de sus intereses. Cierto: no puede, pero la sociedad sí, y ella debe aprender a ejercer su derecho y poner un hasta aquí a la vergonzosa y fétida actitud de buena parte de la clase política.
Con la unánime decisión de ayer, los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no sólo cancelan, o cuando menos condicionan, uno de los negocios más jugosos para los desmedidos cuan privilegiados barones de la televisión, pero más onerosos para el país, sino que se avanza un paso para resquebrajar la estructura monopólica que domina y carcome el escenario mexicano. Pero sólo uno.
¿Qué sigue? Obligadamente, renovar la legislación en materia de radio y televisión, pero que promueva pluralidad, creatividad, apertura y libertad de expresión (ida y vuelta), y evite privilegios, concentraciones, monopolios, excesos, componendas, acuerdos en lo oscurito, bribones y filibusteros; que retire a la televisión de las decisiones electorales y cancele el grotesco intercambio de favores con el poder público, al tiempo que permita retomar la soberanía en éste, uno de los renglones más importantes del México moderno. Legisladores y partidos políticos no pueden ser tan cínicos como para repetir el numerito. Total, faltan dos años para las elecciones intermedias, y si la sociedad aprende a ejercer sus derechos, se las cobrará muy caro.
Las rebanadas del pastel
Por cierto, dos de los sastres de la ley Televisa encabezan sus respectivas bancadas en San Lázaro (Emilio Gamboa y Héctor Larios); uno más (Héctor Osuna) preside la Cofetel; algunos otros aparecen como "comentaristas independientes" en la fábrica de sueños y/o en el canal de los abonos chiquitos, etcétera, etcétera. Son felices y nunca pagan la factura. ¿Qué, no sería posible declararlos anticonstitucionales?
COMENTO YO:
Todos estamos muy contentos por que se dice que al echar por tierra la ley televisa, se le ha evitado un gran daño a la nación, y estoy de acuerdo.
Pero de lo que nadie habla es de los daños que ya causó con anterioridad la mencionada ley, y como ejemplo, solo mencionaré que privaron al pueblo de México de tener al presidente que deseaban, ya que se dedicaron los dueños de las televisoras a fomentar el fraude electoral contra ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
Y además, ¿no se les podrá acusar de presionar (sobornar) al poder Legislativo y al poder Ejecutivo, para que aprobara?. Yendo un poco más lejos, también se debería encarcelar a los que se dejaron presionar (sobornar).
Pero de lo que nadie habla es de los daños que ya causó con anterioridad la mencionada ley, y como ejemplo, solo mencionaré que privaron al pueblo de México de tener al presidente que deseaban, ya que se dedicaron los dueños de las televisoras a fomentar el fraude electoral contra ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
Y además, ¿no se les podrá acusar de presionar (sobornar) al poder Legislativo y al poder Ejecutivo, para que aprobara?. Yendo un poco más lejos, también se debería encarcelar a los que se dejaron presionar (sobornar).
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