2007/05/17

Detrás de la Noticia Ricardo Rocha 17 de mayo de 2007

Territorio comanche
La historia y la leyenda se mezclan necesariamente cuando se trata de recordarlos. Lo que sí se sabe bien es que los comanches eran especialmente feroces en las batallas: peleaban siempre a muerte; no conocían el miedo; jamás se asustaban; siempre estaban al acecho, y por eso su territorio era impenetrable. Aparecían en todas partes y atacaban en cualquier momento. Aunque se sabían raza aparte y única, estaban divididos en 12 tribus que solían ser muy solidarias, aunque a veces peleaban fieramente entre ellas disputándose tierras y riquezas. Para darnos idea de su talante, baste recordar a algunos de sus jefes como Antílope Blanco o Lanza de Plumas. Aunque su insensatez también quedó plasmada en nombres tan locuaces como Cafetera Negra y Nariz Romana.

El caso es que, a diferencia de otros grupos indios a los que el gobierno del Gran Jefe Blanco desactivó a base de inteligencia, a los comanches decidió enfrentarlos en su propio territorio. Incluso creó una fuerza especial para combatirlos: eran los llamados "comancheros", que por obvias razones debían ser todavía más feroces que sus antagonistas. Lo malo es que después de un tiempo los famosos "comancheros" terminaron corrompiéndose a favor de sus enemigos oficiales y escribiendo una página negra de lo que los anales históricos registran como la "Guerra de los Comanches".

Un capítulo que viene necesariamente a la memoria en estos tiempos en que México entero es territorio comanche por obra y gracia de la iniciativa del gobierno federal conocida ya como la "guerra del narco". Y es que nunca como ahora la violencia derivada del crimen organizado ha alcanzado a tantos lugares del país. Las áreas de tráfico e influencia de los narcotraficantes cubren ahora todo el mapa. Y el catálogo de sangre se repite incesantemente cada día con variantes que no por sabidas dejan de horrorizarnos: cuerpos cocidos a balazos, decapitados a granel; cabezas rodantes; desaparecidos para siempre; levantados a toda hora y atentados criminales contra cada vez más personajes políticos y sociales.

A propósito, se ha dicho hasta el cansancio que así tenía que ser. Que en el combate al narcotráfico no había de otra. Y ese es precisamente el punto de inflexión para millones de mexicanos que no discutimos el propósito sino el método. Porque nadie que tenga un mínimo de cordura podría cuestionar esta lucha. Pero todos tenemos derecho a poner en duda la eficacia de una estrategia altamente cuestionable.

Y es que las preguntas abundan: ¿por qué la fuerza y no la inteligencia? ¿Por qué el Ejército y no las policías especializadas en el combate al narco? ¿Qué hacen ahora y qué harán los judiciales y expertos de la PGR, a los que se ha hecho a un lado? ¿Cuál es el papel de entidades específicas como el Cisen? ¿De verdad nadie sabe dónde están los capos de la droga y sus cómplices en el gobierno?

¿Por qué atacar los tentáculos y no las cabezas? ¿Vale la pena el desgaste brutal del Ejército mexicano para tan pobres resultados? ¿Por qué se ataca al crimen organizado y no a la inseguridad y violencia de la delincuencia común?

Queremos suponer que en la mesa de Felipe Calderón hubo varios proyectos sustanciales: una gran estrategia contra la pobreza; una auténtica revolución educativa; el proyecto de proyectos para acabar con el desempleo y algunas otras alternativas. Sin embargo, en ese afán de legitimación obsesiva se optó por la de la "guerra del narco". Tal vez porque se trata de acciones espectaculares y mediáticamente muy notorias que mandan además el mensaje del poder de mando sobre el Ejército. Que no es poca cosa.

Pero el riesgo ha sido gigantesco. Cada día crece la percepción de la militarización del país, que no es precisamente una imagen democrática. Pero, además, las quejas documentadas sobre abusos, atropellos y violaciones de la soldadesca en operativos y cateos ilegales configuran una ocupación territorial no sólo improductiva, sino injusta, abusiva y ofensiva. ¿Para eso sacaron a los soldados de sus cuarteles?

Por cierto, la creación de una fuerza de élite para intervenir en acciones que "perturben la paz social" amenaza con criminalizar la protesta social. Otra mala noticia para este país.

ddn_rocha@hotmail.com

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