La entrevista que hace Ciro, lo debuta como reportero de TVNoticias o de lágrimas risas y amor, pues casi se puso a llorar junto con sus dos acompañantes y los camarografos, en fín todo el set se estaba convirtiendo en un mar de lágrimas.
Y es que era mucha la emoción que sentían porque UN CRIMINAL ESTABA LIBRE.
Lo dice el MILENIO
"No me voy a ir de México... por ahorita", dice el dueño de Quart"
Puse mi granito de arena" contra AMLO: Ahumada
Dos horas después de haber quedado en libertad, el constructor preso desde abril de 2004 se pone del otro lado de la línea. Le cuesta sacar las palabras, contar lo que pasó. Dice que sólo le interesa estar con sus hijos y con Ceci, su esposa.
9-Mayo-07
Llora. Lo hace varias veces durante la conversación. Dice que no pensaba dar entrevistas, pero que ésta estaba comprometida desde septiembre del año pasado. Para Radio Fórmula y MILENIO. Me pide limitar la charla a un testimonio de las últimas horas. Pero no puede evitar referirse a Andrés Manuel López Obrador.
¿Sales de la cárcel con mucho odio?
No, la verdad salgo con muchas reflexiones, con mucho dolor, con mucho arrepentimiento de no haber estado con mis hijos y con Ceci más de tres años. Pero con odio, no. Sí hubo momentos de desesperación, de odio, pero ahora no. No sé si llegaré a sentir algo así, pero ahora estoy muy contento, muy feliz, y estamos aquí, como muéganos.
El 13 de julio de 2004 platiqué contigo en el Reclusorio Norte y me autorizaste a publicar esa conversación en MILENIO. Te pregunté si te habías equivocado al dar a conocer los videos. Me dijiste que sí. Te hago la pregunta hoy, ya en libertad: ¿te equivocaste?
Te puedo decir que ahora siento una cosa totalmente diferente. Creo que lo que hice fue poner un granito de arena que se sumó a lo que finalmente tuvo el desenlace del año pasado.
¿El desenlace de qué?
De lo de julio del año pasado.
¿Las elecciones? ¿El no triunfo de Andrés Manuel López Obrador?
Así es.
¿Qué pasó anoche? ¿Cómo fueron esas horas de las que tanto se ha hablado?
Nos llamaron a los coacusados y a mí a la rejilla de prácticas, como a las nueve y media, aproximadamente. A las diez, diez y cuarto, salió el juez y nos leyó los puntos resolutivos de la sentencia. Y, bueno, fue algo muy emotivo, te leen que ahora sí quedas libre.
¿Puedes leer lo que dice la boleta?
Sí, claro que te lo voy a leer. Lo que más indignación, frustración te da es que después de mil 131 días, el punto resolutivo, y lo voy a citar textualmente, dice: “El C. Juez determinó. Primero: se absuelve de la acusación ministerial a Luis Rey Ángeles Carrillo, Juan Carlos Herrera Chavira, Carlos Álvarez Cardozo, María Martha Delgado Arroyo y Carlos Agustín Ahumada Kurtz, por la comisión del delito de fraude genérico, ante (sube la voz) ¡la incomprobación del delito de tal injusto, por lo que ordena su inmediata y absoluta libertad!”
¿Qué pasa en ese momento?
Pues el llanto.
¿Te llevaron a tu celda a recoger tus cosas?
De ahí viene el punto segundo del resolutivo, que es cuando ya nada más hablan de lo mío. Aquí lo que creo que es muy importante es que lo que determinó el juez es que no hubo nunca un delito. O sea, no es que haya habido un delito: me están absolviendo, nos están absolviendo, nunca hubo un delito, lo del delito fue una mentira más, fue un invento más, fue lo que todos pueden ya imaginar.
¿Al salir de la cárcel te dijeron al menos “disculpe por estos tres años, señor Ahumada”?
No. La verdad es que nosotros estábamos muy emocionados, muy nerviosos, lo único que hicimos fue darle las gracias al juez. Yo corrí a mi celda, mi estancia, agarré dos o tres papeles que tenía, le hablé a Ceci y bajé a la dirección. Ahí empezó a complicarse la situación. Ha de haber sido aproximadamente entre diez y media y once. Normalmente la salida de un interno de un reclusorio tarda entre 40 minutos y una hora. Hay casos en que puede tardar un poco más, pero no mucho más.
¿Qué pasaba?
Que, según esto, se pusieron a revisar los papeles. Pero Ceci habló con los de Derechos Humanos del DF. La verdad es que sí contamos con el apoyo de la comisión. Llegó la licenciada Mari Torrijos y empezó a tratar de ver lo de la inmediata y absoluta libertad. Eso implica que tienen que hacer el trámite administrativo de inmediato. Pero terminó el lunes 7 y yo seguía preso. Llegó el director del Reclusorio, el licenciado León Navarro. Empezaron las llamadas por teléfono.
¿Entonces te tuvieron cuatro horas ahí?
Cinco. Después, aproximadamente a las tres de la mañana, llegó un director jurídico de la dirección general de reclusorios. Empezaron a revisar papeles, les daban una vuelta y les daban otra. Mis abogados y la CDHDF estaban diciendo que no era así el proceso, pero les contestaban: “Espérese, espérese, espérese”. Y, bueno, hasta que Ceci salió a hablar con los medios, a mostrarles la boleta de libertad, creo que se empezaron a preocupar. Pero, para eso, fueron los mismos medios los que le informaron a Ceci que había un grupo de judiciales afuera. Nosotros, adentro, pensamos que era por protección o cualquier otra cosa. Por supuesto, no dejábamos de pensar que fuera lo que lamentablemente pasó, aunque no en condiciones tan exageradas: que me fueran a detener con algún nuevo pretexto.
Entonces te dijeron que ya te podías ir.
Así es. De repente les entró la prisa. De un momento a otro, el licenciado León Navarro salió por su celular, y de repente entró diciendo: “Ya, ya puedes salir, ya, córrele, córrele”. Y empezó a apresurar a todo mundo. Salí. Estaban Ceci y mis tres hermosos hijos. Salimos a la puerta. Lo primero que veo son colegas tuyos, muchos 20, 30, 40, no sé, pero muchos, con cámaras, micrófonos y todo lo demás, y me dicen que cómo me sentía, dos o tres preguntas que alcanzo a escuchar. La verdad es que me vino una emoción muy grande de repente. Pero eso me duró segundos, porque inmediatamente después empezó a pasar todo lo que ustedes vieron. Me empiezan a jalar por atrás. Yo no alcanzó a reaccionar. Empiezo a decir que me están jalando. Luego un judicial me dice algo así como ya no me meta en problemas, pero yo no sabía que era judicial, yo no sabía nada. No sé qué me dijo.
¿Y?
Le dije: “Permítame que hable con mi abogado”. No me enseñó ningún papel. Yo iba abrazado de mis hijos, los empiezan a hacer a un lado (llora). Yo tenía en los brazos a mi hijo Emiliano, y de repente me empiezan a jalar, me ponen un brazo en el cuello y me empiezan a jalar, y Emiliano se queda detenido en una barandilla. Me entró una desesperación tremenda.
Tiene 13, 14 años.
Trece años (llora, largo). Si quieres hazme otra pregunta porque no puedo… (llora)
Te meten a la patrulla, ¿son respetuosos ahí adentro?
¡No! Me dicen varias cosas insultantes. Me enorgullece haber nacido en la tierra en que nací, que fue Córdoba, Argentina, pero también he repetido “n” veces que, por decisión, soy nacionalizado mexicano. Y me empiezan a insultar.
Te dijeron “pinche argentino”.
Exactamente: “pinche argentino de mierda, te va a llevar…” ya sabes qué. Pero además yo estaba con una o con dos gentes encima, no veía nada, no me dejaban levantarme ni asomarme, nada más oía por el radio que decían “quiten a la prensa, corten a la prensa”. No sabía a dónde iba, no me imaginaba a dónde iba.
¿Te enseñaron un papel, una orden de algo?
No, ni un papel.
Tú llevabas personal de seguridad, choferes, para que te protegieran. Eso pudo haber provocado la reacción de los judiciales.
Cuatro agentes de seguridad que no iban armadas. Iban además los agentes de la AFI que están custodiando a mi familia desde los sucesos de 2004. No sé cuántos iban, pero creo que iban tres o cuatro, que son los que realmente salvaron a mis tres hijos y a Ceci de ser más golpeados.
Te llevaron al famoso búnker de la Procuraduría. ¿Qué pasó ahí?
Las cosas cambiaron radicalmente. Estaban dos MP, una MP, no recuerdo su apellido. Para mí fue una salvación. Me llevaron a una sala de juntas de una manera más tranquila, normal. Me ofrecieron un vaso de agua, un té y, bueno, empezaron a cambiar las cosas. Estuvo el fiscal Rafael Mateo, que la verdad me trató como debe de ser.
¿Supongo que te informaron por qué te habían llevado ahí?
No, yo les preguntaba por qué me traían aquí, para qué asunto estaba ahí, quién me estaba acusando, porque yo todavía pensaba que tenía alguna averiguación nueva, alguna cosa nueva. Y me decían: “Ahorita, con calma señor Ahumada, tranquilícese, y así estuve. Después, en una deferencia que tuvieron hacia mi persona, porque mis hijos estaban muy preocupados, pedí hablar por teléfono con Ceci. Fue aceptada mi petición. Justo iba llegando Ceci al búnker y les pedí que me dejaran que me vieran mis tres hijos, porque estaba golpeado, pero no como se podrían haber imaginado ellos. Me vieron mis tres hijos, muy angustiados. Lloraron y ahí estuvimos tres minutos.
¿A qué hora te avisaron por qué estabas ahí?
No me dijeron. Me decían: “No se preocupe, cálmese, esto se va a solucionar en el transcurso del día”. Ya después me llevaron al servicio médico, y ahí había gente esperando, ahí estuve esperando como dos horas para que dieran fe de todos los golpes que había recibido. Más de veintitantos moretones traigo en el cuerpo.
Los abogados estaban contigo.
No, no, no. No dejaron pasar a los abogados. No dejaron pasar a nadie, por eso inclusive mis abogados interpusieron a las nueve de la mañana un amparo contra la incomunicación. Pero para cuando llegó el actuario a notificar, ya íbamos de salida.
¿Y por qué estuviste en el búnker?
Para ratificar una averiguación previa que ya tenía dos años y medio: fue originada en el 2005, en enero del 2005, y había que ratificar un escrito que yo había presentado el 11 de noviembre, o de diciembre, no recuerdo ahorita la fecha.
Era una diligencia común y corriente.
Sí, había que ratificar una firma. Y hubo otra diligencia en la que estoy como testigo y tuve que contestar unas preguntas. Fueron cinco preguntas y tan, tan. Eso fue todo. Más tiempo nos tomamos en pasar al médico, en subir y bajar, que en hacer la declaración.
¿A qué te vas a dedicar en los próximos días, en las próximas semanas, meses?
Por muy buen tiempo, a amar a mis hijos y a mi esposa de tiempo completo.
Dijo el procurador del DF que si te quieres ir de México estás en todo su derecho.
¿Piensas irte de México?
Por ahorita, no.
Ciro Gómez Leyva
COMENTO YO:
Ciro ha sido el mejor defensor de Carlos Ahumada, sin cuestinar ni importarle en lo más mínimo su actitud criminal de corromper y embarcar a personajes en el COMPLOT que ayer aceptó nuevamente.
Bien podría decir y aclarar que Ahumada les daba dinero a las personas que Rosario Robles como presidenta del PRD les ordenaba que fueran a recogerlo a sus oficinas, y que estas personas le entregaban el dinero a Rosario Robles, para después devolverselo a Ahumada por conducto de Ramón Sosamontes(recuerdan el video de devolución), y así se cerraba el circulo del COMPLOT.
Pero Ciro jamás será un periodista honrado, pues ya lo vimos como se vendió totalmente con televisa.
2007/05/09
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