2007/03/19

Detrás de la Noticia

Ricardo Rocha 19 de marzo de 2007

Nada de nada
Ese filósofo contemporáneo que es el gran rockero llamado Billy Preston tiene una canción hiperrítmica, sabrosísima, que es toda una filosofía de vida y que comienza precisamente como su título: "Nothing from nothing leaves nothing", que sería algo así como "nada de nada lleva a nada". Y ha estado sonando en mis oídos en los días recientes como música de acompañamiento en todos los actos de la gira de Mr. Bush por América Latina, particularmente en México. Donde alguien, por cierto, tiene que hacerse cargo de los costos de tamaña pifia.
Es que pocas veces en la historia veremos una serie de eventos tan desafortunados (ahora la referencia es fílmica) de un hombre tan sin embargo (es tiempo de literatura) como es este Bush George W. Porque nunca jamás se había visto un desperdicio tal de recursos económicos y personales a sabiendas de que no habría resultado alguno. De que todo ha sido un mal montaje de una obra que nadie entiende porque no tiene pies ni cabeza.
De todo el periplo presidencial lo único rescatable ha sido el acuerdo para la producción de biocombustibles con Brasil en el que Bush, sin embargo, se carranceó a Lula con la imposibilidad de exportar etanol brasileño a Estados Unidos. Con Tabaré de Uruguay no hubo Acuerdo de Libre Comercio. En Guatemala ya no saben a qué fue, que no sea para restregarles en la cara los 18 mil deportados en 2006, que significaron un durísimo golpe para la economía de los guatemaltecos que tienen en las remesas su principal fuente de ingresos.
Otro tanto nos hizo a nosotros porque cómo olvidar aquella foto de hace apenas unos meses cuando a carcajadas festejó la construcción del muro que el propio Bush levantó con su soberbia y su ignorancia. Y todavía lo recibimos y lo atendemos y le festejamos su gracia. Todo para nada, porque se fue de aquí con una contradictoria promesa de empujar una reforma migratoria integral -en un Congreso que ya no controla- aunque, eso sí, nada de hacerse ilusiones con la amnistía a los indocumentados que seguirán siendo perseguidos como si de animales se tratase. Una actitud clasista que tampoco debía de sorprendernos en George W., sobre el que hay que decir con todas sus letras que se trata de un genocida psicópata que debería estar siendo juzgado por crimenes de lesa humanidad. Los cientos de miles de muertos inocentes en Irak tras la mentira infame de las armas de destrucción masiva son la prueba vergonzante de una de las mayores atrocidades en la historia.
Para colmo, ahora resulta que además de criminal Bush está a un centímetro del retraso mental según los propios estadounidenses. Pero ojo, lo idiota no quita lo perverso. Él vino por nuestro petróleo y a demostrar que sigue siendo el gran policía del mundo, el sheriff al que hay que atender aunque nos haya macaneado el día anterior.
Por eso el despliegue grotesco de aviones Hércules, vehículos blindados, helicópteros artillados y hasta portaviones, como si de venir a hacer la guerra se tratara. Y no se estuvo muy lejos con la toma insultante de la ciudad de Mérida como si fuera en verdad un patio trasero, con los derechos de sus habitantes atropellados, sus autoridades entregadas al poderoso y cientos de asesinos a sueldo vigilando desde las azoteas.
Lo malo para el gobierno de Felipe Calderón es que la imagen de Bush lo salpica, lo contamina innecesariamente y no le ayuda en lo más mínimo en sus propósitos. Bush es un presidente en fuga que está huyendo de su debilidad e impopularidad y en el ocaso de su poder. Calderón en cambio apenas comienza y busca fortalecerse y legitimarse, y nada podría obtener de una gira fallida desde el primer momento.
Total, un verdadero desastre. Porque ni siquiera mediáticamente "la gira latinoamericana" logró llamar la atención para aquellos que suponían podría concitar el voto hispano en el cada vez más cercano 2008. Según los monitoreos tuvo más rating Chávez con su contragira que Bush con su aburridísimo viaje oficial. Por eso la nota fueron las protestas, los panuchos y hasta la sabiduría de las langostas que llegaron en cuanto dejó de oler a azufre.
Así que nada para Calderón. Nada para Bush. Nada para nadie. Lo dicho por el gran Billy: nada de nada lleva a nada.
ddn_rocha@hotmail.com