¿Cuántas lunas dejamos pasar antes de intentar acomodar
tanta sensibilidad argumentando la necesidad de olvidar,
de olvidarnos de algo, de casi todo y de casi nadie?,
¿Cuántas lunas dejamos pasar antes de negarnos firmemente
a seguir olvidando eso a lo que tanto le sonreímos,
a lo que tanto le suspiramos, en lo que tanto creímos?,
¿Cuántas penas y malas noches nos pudimos
haber evitado si no hubiesemos querido olvidar?,
¿por qué olvidar, por qué obligarnos a hacerlo? . . .
si el presente es la continuidad de lo que somos y
en lo que nos convertiremos.
¿No a caso, el olvidar es arrancar de nosotros
una pieza que fundamentó también lo que somos y lo que seremos? . . . ¿Entonces por qué dilapidarnos el alma tratando lo inconseguible,
por qué olvidar? . . .
¿Por qué negarnos a sentir lo que aún exíste
distinto porque diferente, por qué evitarnos,
si solo así somos en medio de lo que decidimos ser y estar?
Entre más nos negamos, más nos afirmamos como sentido propio.
¿Para qué olvidar entonces? . . .
si duele, si lastima, es porque queremos olvidar.
¿Para qué hacerlo?
Desde algún lugar del universo intergaláctico
MIguel A. Jauregui M.
tanta sensibilidad argumentando la necesidad de olvidar,
de olvidarnos de algo, de casi todo y de casi nadie?,
¿Cuántas lunas dejamos pasar antes de negarnos firmemente
a seguir olvidando eso a lo que tanto le sonreímos,
a lo que tanto le suspiramos, en lo que tanto creímos?,
¿Cuántas penas y malas noches nos pudimos
haber evitado si no hubiesemos querido olvidar?,
¿por qué olvidar, por qué obligarnos a hacerlo? . . .
si el presente es la continuidad de lo que somos y
en lo que nos convertiremos.
¿No a caso, el olvidar es arrancar de nosotros
una pieza que fundamentó también lo que somos y lo que seremos? . . . ¿Entonces por qué dilapidarnos el alma tratando lo inconseguible,
por qué olvidar? . . .
¿Por qué negarnos a sentir lo que aún exíste
distinto porque diferente, por qué evitarnos,
si solo así somos en medio de lo que decidimos ser y estar?
Entre más nos negamos, más nos afirmamos como sentido propio.
¿Para qué olvidar entonces? . . .
si duele, si lastima, es porque queremos olvidar.
¿Para qué hacerlo?
Desde algún lugar del universo intergaláctico
MIguel A. Jauregui M.
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